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Esta es mi hija Valeria Rodriguez, desaparecida en Zacatecas, México en Septiembre. 18 del 2012. A mí no se me ha olvidado, para mí siguen abiertas las líneas de investigación
Gracias por sostener mi esperanza
Hoy me nace agradecer —desde lo más profundo de mi ser— a todas las personas que han compartido la fotografía de mi hija, Valeria, en sus perfiles. Gracias por hacerlo sin juzgar, sin cuestionar si ya han pasado muchos años, sin preguntar si “tiene sentido” seguir buscando o si aún vive. Gracias por no hacer conjeturas ni suposiciones que duelen. Gracias por limitarse, simplemente, a hacer una buena obra: ayudar al prójimo.
Cada publicación, cada gesto de apoyo silencioso, representa mucho más que un clic. Para una madre que sigue esperando, es un acto de amor, de humanidad, de fe viva.
Agradezco también profundamente a quienes se han acercado a mí desde su trinchera —sea legal, social o humana— para ofrecerme información valiosa, conforme a derecho, que de otra manera sería muy difícil obtener. Gracias por extenderme la mano sin condiciones, con ética, respeto y empatía.
Mi causa sigue siendo la de muchas madres. Gracias por comprenderlo. Y por recordarme, con sus acciones, que la esperanza no es ingenuidad, sino fuerza en movimiento.
Valeria sigue viva en mí. Y mientras tenga voz, seguiré buscándola. Porque el amor de una madre no tiene fecha de caducidad.
Dios, que todo lo ve, también ve mi corazón.
Con el alma en la mano,
Gracias.
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