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Natalia, originaria de San Petersburgo, era profesora de inglés cuando en 2008 conoció a Frank, un estudiante de Ghana. Tras meses de amistad silenciosa, él se le declaró con sinceridad y le propuso conocerse y casarse. Ella aceptó.
Sin embargo, al quedarse embarazada, Natalia enfrentó el racismo y la intolerancia. Recibió mensajes ofensivos en redes sociales que la afectaron profundamente. Durante mucho tiempo, tuvo miedo incluso de salir a pasear con su bebé.
Una historia real de amor, valentía y lucha contra los prejuicios.