Un pasajero del avión siniestrado en Brasil esquiva la muerte: se fue a tomar un café y perdió la noción del tiempo

No hay supervivientes entre las 61 personas que viajaban a bordo del avión que este viernes se estrelló en Brasil. La aeronave de la compañía Voepass despegó de Cascavel, en el Estado de Paraná, y volaba con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en las afueras de São Paulo. Por causas que todavía se desconocen, se precipitó sobre una zona residencial de la ciudad de Vinhedo, a menos de 100 kilómetros de su destino. Sin embargo, entre toda la tragedia emergió un hombre: se quedó en tierra de pura casualidad porque se fue a tomar un café mientras esperaba el embarque y perdió la noción del tiempo.

El vuelo 2Z2283 de Voepass salió puntual de Cascavel, a las 11.22 horas (hora local), pero Adriano Assis no miró el reloj. Mejor dicho, confundió la hora límite de embarque y cuando llegó a la puerta de acceso, no le dejaron acceder al avión. «Me quedé tomando mi café. Esperé, pero ni los paneles de información ni la megafonía decían nada sobre el vuelo», explica este brasileño de Río de Janeiro.

No hay supervivientes entre las 61 personas que viajaban a bordo del avión que este viernes se estrelló en Brasil. La aeronave de la compañía Voepass despegó de Cascavel, en el Estado de Paraná, y volaba con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en las afueras de São Paulo. Por causas que todavía se desconocen, se precipitó sobre una zona residencial de la ciudad de Vinhedo, a menos de 100 kilómetros de su destino. Sin embargo, entre toda la tragedia emergió un hombre: se quedó en tierra de pura casualidad porque se fue a tomar un café mientras esperaba el embarque y perdió la noción del tiempo.

El vuelo 2Z2283 de Voepass salió puntual de Cascavel, a las 11.22 horas (hora local), pero Adriano Assis no miró el reloj. Mejor dicho, confundió la hora límite de embarque y cuando llegó a la puerta de acceso, no le dejaron acceder al avión. «Me quedé tomando mi café. Esperé, pero ni los paneles de información ni la megafonía decían nada sobre el vuelo», explica este brasileño de Río de Janeiro.

No hay supervivientes entre las 61 personas que viajaban a bordo del avión que este viernes se estrelló en Brasil. La aeronave de la compañía Voepass despegó de Cascavel, en el Estado de Paraná, y volaba con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en las afueras de São Paulo. Por causas que todavía se desconocen, se precipitó sobre una zona residencial de la ciudad de Vinhedo, a menos de 100 kilómetros de su destino. Sin embargo, entre toda la tragedia emergió un hombre: se quedó en tierra de pura casualidad porque se fue a tomar un café mientras esperaba el embarque y perdió la noción del tiempo.

El vuelo 2Z2283 de Voepass salió puntual de Cascavel, a las 11.22 horas (hora local), pero Adriano Assis no miró el reloj. Mejor dicho, confundió la hora límite de embarque y cuando llegó a la puerta de acceso, no le dejaron acceder al avión. «Me quedé tomando mi café. Esperé, pero ni los paneles de información ni la megafonía decían nada sobre el vuelo», explica este brasileño de Río de Janeiro.

No hay supervivientes entre las 61 personas que viajaban a bordo del avión que este viernes se estrelló en Brasil. La aeronave de la compañía Voepass despegó de Cascavel, en el Estado de Paraná, y volaba con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en las afueras de São Paulo. Por causas que todavía se desconocen, se precipitó sobre una zona residencial de la ciudad de Vinhedo, a menos de 100 kilómetros de su destino. Sin embargo, entre toda la tragedia emergió un hombre: se quedó en tierra de pura casualidad porque se fue a tomar un café mientras esperaba el embarque y perdió la noción del tiempo.

El vuelo 2Z2283 de Voepass salió puntual de Cascavel, a las 11.22 horas (hora local), pero Adriano Assis no miró el reloj. Mejor dicho, confundió la hora límite de embarque y cuando llegó a la puerta de acceso, no le dejaron acceder al avión. «Me quedé tomando mi café. Esperé, pero ni los paneles de información ni la megafonía decían nada sobre el vuelo», explica este brasileño de Río de Janeiro.

No hay supervivientes entre las 61 personas que viajaban a bordo del avión que este viernes se estrelló en Brasil. La aeronave de la compañía Voepass despegó de Cascavel, en el Estado de Paraná, y volaba con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en las afueras de São Paulo. Por causas que todavía se desconocen, se precipitó sobre una zona residencial de la ciudad de Vinhedo, a menos de 100 kilómetros de su destino. Sin embargo, entre toda la tragedia emergió un hombre: se quedó en tierra de pura casualidad porque se fue a tomar un café mientras esperaba el embarque y perdió la noción del tiempo.

El vuelo 2Z2283 de Voepass salió puntual de Cascavel, a las 11.22 horas (hora local), pero Adriano Assis no miró el reloj. Mejor dicho, confundió la hora límite de embarque y cuando llegó a la puerta de acceso, no le dejaron acceder al avión. «Me quedé tomando mi café. Esperé, pero ni los paneles de información ni la megafonía decían nada sobre el vuelo», explica este brasileño de Río de Janeiro.

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