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La infancia no siempre se trataba de juguetes comprados en la tienda; para aquellos con poco, la creatividad y la resiliencia definieron la experiencia.
Encontrar nidos de gusanos trompeta en la tierra era más que un juego: era una aventura, un símbolo de alegría en la sencillez.
Mientras los niños con más recursos tenían videojuegos, nosotros teníamos la naturaleza y la imaginación. Competir para encontrar estas pequeñas maravillas nos ayudaba a escapar de las dificultades de la vida y nos enseñaba ingenio, creatividad y sentido de comunidad.
Esos humildes comienzos moldearon quiénes somos hoy: resilientes, agradecidos y capaces de encontrar belleza en los momentos más simples de la vida. Una infancia difícil no nos rompió, nos hizo más fuertes y más conscientes de lo que realmente importa