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La inclinación de cabeza en los perros no es solo ternura: les ayuda a localizar sonidos, mejorar su visión (especialmente en razas de hocico largo), interpretar expresiones faciales y conectar emocionalmente. También puede ser respuesta empática o un gesto aprendido porque recibe atención y premios. Es una mezcla de percepción, comunicación y vínculo con los humanos.