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Nika, adicta a la comida desde pequeña, llegó a pesar 300 kg, lo que afectó su vida personal y laboral. Aunque tenía el apoyo de sus padres, su salud empeoraba. El punto de quiebre llegó cuando no pudo más y decidió cambiar.
Participó en el programa “Peso 300 kg” y, con el apoyo de su padre, comenzó a perder peso. En el primer año bajó 90 kg. Cambió su estilo de vida: caminaba 5 km diarios y asistía al gimnasio. Luego enfrentó otro reto: el exceso de piel que causaba dolor.
Tras 2.5 años de esfuerzo, Nika logró perder más de 200 kg. Un verdadero cambio de vida.