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Habíamos sobrevivido, pero la verdadera pesadilla apenas comenzaba: el porqué. ¿Por qué Jared, el hombre que amaba, querría borrar a su propia familia?
Con Eli a salvo en casa de la señora Leverne, luché por mantener la calma. La traición y el miedo me consumían. Recordé la vieja laptop escondida en el armario. La contraseña —nuestra fecha de boda y el año de nacimiento de Eli— funcionó.
Entre innumerables carpetas encontré una llamada Proyecto Fénix. Mi corazón latía con fuerza mientras la verdad se revelaba: Jared formaba parte de una organización sombría hecha de mentiras y espionaje. Oculto en los archivos había un documento escalofriante: una lista de nombres marcados como “comprometidos”. Los nuestros estaban allí.
Con náuseas, comprendí que Jared había elegido su bando. El amor ya no importaba, solo la supervivencia. Empaqué lo esencial, regresé con Eli y juré protegerlo. Desde ese instante dejé de ser solo esposa o madre: me convertí en guerrera, dispuesta a luchar por nuestro futuro.