“Te estoy escribiendo esta carta desde lo más profundo de mi corazón para hacerte saber cuánto te amo y lo feliz que eres.
Espero que cuando yo sea viejo tengas paciencia y tolerancia conmigo y comprendas que la vida es un ciclo y todos envejecemos rápidamente y nos convertimos en algo parecido a ser un niño otra vez, pero en el cuerpo de un anciano.
Es posible que te cuente anécdotas de mi vida, que no me escuches muy bien o que no entiendas el flujo de la conversación. Así que no te enojes y espera pacientemente. Te juro que no me enfadaré. No dejes que eso te impida compartir tu valioso tiempo con tu mamá.
Desde que venimos a este mundo nacemos, ya merecemos nuestro respeto y admiración. A menudo renuncian a sus sueños por nosotros y luchan por hacer lo mejor que pueden por nosotros. GRACIAS.
Seguramente me gustaría comer algo que podría ser perjudicial para mi salud. Por favor, ten paciencia cuando me expliques por qué no debo comer como lo hacía cuando era joven.
O tendré dificultades para adaptarme a la nueva tecnología o necesitaré más tiempo para aprender a usarla. Por favor, no grites. Si me enseñas con paciencia, estoy seguro de que lo aprenderé rápidamente.
Mi cuerpo ya no es el mismo, ya no tiene la movilidad de antes. Por favor, no dejes de contactarme y buscarme, querer saber cómo estoy día a día. Con tu apoyo, trataré de no ser tu carga.
Recuerda que yo fui quien te enseñó a caminar, a correr y a hablar, que nunca te abandonó para que no cayeras, que te cuidó cuando estabas enfermo, y que te levantó. Hice todo con paciencia y sobre todo con amor por ti.
Me encanta lo que te pasa más que nada. He aprendido mucho con el tiempo. Aprecio cada momento. Te pido de nuevo que tengas mucha paciencia conmigo cuando sea viejo. Sé que es difícil para ti, pero creo que es aún más difícil para mí.
Por eso te pido que me ayudes a enfrentar mi edad con humor. Disfruta estar a mi lado.
Disfruta de nuestra compañía en cada momento que pasamos juntos. Ríe y comparte anécdotas. Disfrutemos del cariño y el amor que nos tenemos. Gracias por todo, hijo mío.