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En Corea del Norte, muchas mujeres han tenido que enfrentar situaciones muy duras: trabajar largas horas, soportar control estricto del régimen, e incluso participar en labores forzadas o militares. Algunas han sido obligadas a seguir códigos estrictos de vestimenta y comportamiento. Todo bajo vigilancia constante del gobierno.
Una realidad muy distinta a la que se vive en muchos otros países.