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En sus últimos momentos, el Papa Francisco no eligió discursos ni homenajes. Con su voz cansada, dio las gracias a Massimiliano Strappetti, su enfermero personal, quien estuvo con él en los momentos más difíciles de salud.
“Gracias por traerme de vuelta a la Plaza de San Pedro”, le dijo, recordando su último recorrido entre los fieles, hecho con esfuerzo y fuera de agenda. Fue su despedida pública, llena de sonrisas y cariño.
Strappetti, discreto y leal, lo acompañó hasta el final. Aunque cuidó a tres papas, siempre se mantuvo fuera del foco. El Papa falleció a los 88 años, tras un derrame cerebral. Su última palabra fue “gracias”, un reflejo de su humildad y amor por el prójimo.
El mundo lo despide con respeto, recordando su esencia: un líder sencillo, humano y cercano hasta el final.