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Liberan 190 páginas sobre el diplomático que daba galletas, quesos, ginebra y vino para drogar a sus víctimas y abusar de ellas en una residencia oficial de la Embajada de EU en México.
La dinámica siempre era la misma: colgaba la fotografía en la que se veía más bonachón y, para darle tranquilidad a las chicas, se describía como un diplomático ejemplar del gobierno de Estados Unidos en México.
Brian Jeffrey Raymond no era como cualquier estafador de redes sociales porque, de hecho, no mentía: efectivamente era desde 2018 primer secretario de la embajada estadunidense y también había sido colaborador de la agencia de inteligencia, la CIA.
Justamente con esas credenciales se promocionó en las dos aplicaciones de citas más populares del mundo, Bumble y Tinder, para inspirar confianza semana tras semana, durante años.
El 31 de mayo de 2020 logró concretar otra de sus tantas citas. Fue con una joven mexicana que aceptó el match, es decir, cuando dos personas se han gustado y pueden comenzar a chatear.
Ella recuerda que lo citó en un centro comercial en la Ciudad de México, como se acostumbra en los primeros encuentros a través de estas aplicaciones de ligue. Pero Raymond traía una botella de vino y le ofreció un trago.
Después los recuerdos comenzaron a volverse borrosos para la mujer. No supo bien a bien que era llevada a una residencia en el barrio de Polanco, al norponiente de la capital del país, donde suelen estar ubicadas embajadas de distintos países.
Ahí Raymond siguió con su estrategia y le sirvió vino, carne, queso, chocolates… después la mujer perdió el conocimiento. Pero de alguna manera volvió en sí y se encontró desnuda, con Brian Jeffrey encima de ella, abusando sexualmente.
Más recuerdos borrosos: ella gritó desde el balcón a una vecina que, escuchó, intentaba llamar a su madre y después… una ambulancia.
La policía llegó pero Brian Jeffrey fue liberado gracias a la inmunidad diplomática.
“Después de todo esto, estar en contacto con la policía de la Ciudad de México me hizo sentir aún más vulnerable. Se comportaron de manera horrible conmigo. Incluso quisieron culparme por lo sucedido, por haber salido con alguien que no conocía”, dice el testimonio de la víctima que hoy es posible leer en documentos que fueron abiertos por el Departamento de Justicia estadunidense.
Abren el expediente del “monstruo” de la Embajada
Brian Jeffrey Raymond abusó sexualmente de al menos nueve mujeres en Ciudad de México, a las cuales conoció a través de Tinder o Bumble. Las anestesiaba con sustancias que colocaba en vinos, carnes, quesos y chocolate; después las grababa y abusaba sexualmente de ellas.
Los testimonios son tristísimos y comparten algo en común: a pesar de que el funcionario del gobierno estadunidense fue quien las agredió sexualmente, son ellas quienes cargan con la culpa y la vergüenza.
“No quería que la gente se enterara de lo sucedido porque me daba vergüenza, porque me juzgarían, porque la sociedad juzga a las víctimas y porque nos hacen responsables de todo”, dijo una de las víctimas.
MILENIO reconstruye a través de documentos oficiales abiertos hace unas semanas en Estados Unidos, el paso de Brian Jeffrey Raymond por la Embajada del país norteamericano, en un puesto en el que estuvo más de dos años.
El monstruo drogó y abusó sexualmente de nueve mujeres en una residencia oficial de la sede diplomática en la Ciudad de México, y de otras 18 en otras partes del mundo.
El gobierno estadunidense empleó a este funcionario entre agosto de 2018 y mayo de 2020, y también había trabajado en Perú y en la misma Unión Americana.
“De niña, mi sueño siempre fue casarme y tener hijos. Como estaba tan centrada en mis estudios, no me atreví a buscar pareja (…) y la verdad es que no tenía forma de conocer gente sin tener citas. La única forma de conocer gente era a través de Tinder”, dice otra de las chicas mexicanas en su declaración.
El Departamento de Justicia terminó de abrir las transcripciones de los testimonios de las víctimas que fueron abusadas sexualmente por Raymond en su paso por la capital mexicana y en su cargo de primer secretario de la Embajada de Estados Unidos.
“Conocí el verdadero miedo a perder la vida, a no poder respirar, a no poder ponerme de pie, a sentir que me iba a desmayar, a sentir que la habitación en la que estaba se cerraba sobre mí…”, dice otra de sus víctimas.
Sin antecedentes penales… hasta que fue descubierto
Los fiscales de una Corte del Distrito de Columbia asumen que el depredador utilizó su puesto en el gobierno y su vivienda oficial alquilada en Polanco para crear una falsa sensación de seguridad y así poder violar a sus víctimas.
La vida y trayectoria de Brian Jeffrey son la prueba que detrás de ciudadanos aparentemente ejemplares, se esconden “monstruos”. Hoy finalmente los documentos abiertos revelan que no tenía ningún antecedente penal, ni siquiera una multa por exceso de velocidad.
Según los documentos el hombre se había graduado de la Universidad de Marquette, donde cursó tres años y luego pasó un año en Chile y España, gracias a una beca para jugar tenis. Cursó una doble especialización en asuntos internacionales e historia y tenía una maestría en política interna de la Universidad George Washington, en Asia Oriental. Hablaba chino mandarín y español fluidamente, además de su natal inglés.
Asistió a Georgetown, donde obtuvo el programa de certificación en negocios internacionales. Desde 1997 trabajó en el sector público y, hasta 2020, trabajó para la Embajada de Estados Unidos, donde completó misiones en 25 países. Durante 23 años todas las evaluaciones de sus supervisores fueron positivas y del más alto nivel.
“No sé si a las demás les pasó, pero a mí me pareció un caballero perfecto. Era pulcro, vestía bien, hablaba con elocuencia, era muy encantador y muy caballeroso. Se presentaba como una persona amable y generosa”, recuerda una de sus víctimas en México.
En México desde 2018
La víctima identificada con el número 12 revela que los abusos pudieron comenzar en México el 15 de septiembre de 2018, al menos es una de las primeras citas que se registran en los testimonios.
Ese día se conocieron por la aplicación Bumble y acordaron reunirse en el departamento del diplomático, alquilado por el gobierno estadunidense para el uso del personal de la embajada asignado a misiones diplomáticas y consulares en la Ciudad de México. Cuando llegó la visita, Raymond sirvió carne, galletas y una bebida alcohólica. Después, la mujer simplemente perdió el conocimiento.
“Es difícil aceptar que un hombre que parecía amable, educado y que trabajaba para una agencia que se supone protege al mundo del mal, como la CIA, pudiera cometer semejante atrocidad.
“Si alguien como él pudo traicionar, ¿qué podemos esperar del resto de la sociedad? He intentado recuperar la fe en el mundo, pero cada noche es una batalla contra la ansiedad”, dijo en su testimonio esta víctima.
Gracias a la declaración de otra de las personas violentadas es posible reconstruir que el abusador sexual de la Embajada no sólo utilizó la casa pagada por su gobierno, sino que también utilizó hoteles para violentar sexualmente a las chicas.
“Era un depredador sexual natural, pero con su entrenamiento se convirtió en un monstruo poderoso y peligroso (…) En el papel, en las fotos y probablemente en el video, era un profesional completo”, dijo otra de las chicas refiriéndose a su formación en la CIA.
En noviembre de 2018, una mujer viajó a México por trabajo. Aquí es donde tuvo una cita con el abusador de la Embajada, pero esa vez se reunieron en un hotel. Había, desde luego, botellas de vino. Luego de brindar, todo se tornó borroso: la mujer perdió el conocimiento.
A la mañana siguiente abrió los ojos y vio que estaba sola en ropa interior. Después sabría, gracias a las investigaciones del FBI, que ese día el depredador no sólo le tomó 33 fotografías, sino que había hecho un video donde él abusa explícitamente de ella.
“Confiaba en la persona que él representaba. Siempre parecía ordenado, con mucha experiencia e inteligente. También confiaba en él porque me dijo que tenía un puesto diplomático en el gobierno y una autorización de seguridad.
“Usaba su puesto para aparentar más éxito e interés, cuando en realidad siempre había sido una persona asquerosamente enferma”, se lee en el testimonio, donde agrega que tales acciones criminales la privaron de la oportunidad de saber cómo habría sido su vida si no hubiera descubierto que fue agredida por un individuo tan enfermo.
Modus operandi en la residencia oficial
Las narraciones de las chicas mexicanas parecen estar calcadas. Una de ellas lo conoció en Tinder el 8 de febrero de 2019. Recuerda que quedaron de verse en el departamento de Polanco, que le sirvió queso, fresas y galletas, además de vino.
Súbitamente le sobrevinieron unas arcadas que la hicieron vomitar en el baño. Recuerda que Raymond le sujetaba el cabello mientras ella vomitaba y se desvanecía. Ese día abusó sexualmente de ella.
“Para mí, es una verdadera tortura tener estos espacios en blanco en la memoria y no saber qué pasó durante ese tiempo”, dijo la víctima el año pasado en un juicio en Estados Unidos.
Otra de las chicas recuerda que todo ocurrió el 23 de junio de 2019, al hacer match con Brian Jeffrey Raymond a través de Tinder. Quedaron de verse en el apartamento alquilado por la Embajada. Raymond la recibió con varios vinos para que los catara. Desde ahí, todo está borroso. Ella, a diferencia de otras víctimas, se despertó sin saber qué había sucedido, hasta que meses después la contactó el FBI y le mostró unas fotografías.
“No puedo explicar lo traumático que fue verme en videos y fotos donde estaba totalmente inconsciente. Me obligaba a abrir los ojos. Él me jalaba los brazos y los sacudía…”. Y describió “la vergüenza que sentía, sin poder contárselo a mi padre ni a mis amigos”.
Tal vez el testimonio de otra de las chicas es el que revela plenamente el nivel de perversión de Raymond: un día antes de abusar sexualmente de la joven que logró pedir ayuda por el balcón había atacado de manera idéntica a otra mujer.
El 30 de mayo de 2020 ambos hicieron contacto a través de Bumble. Ella recuerda que la citó en el departamento de Polanco y como de costumbre le sirvió carne, queso, fresas, tequila y una bebida alcohólica con ginebra.
Recuerda que casi de manera inmediata sintió náuseas y fue corriendo a vomitar al baño. Después, todo se fue a negros, perdió el conocimiento. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que estaba desnuda en la cama del abusador.
La policía recuperó un mensaje que el criminal envió a una amistad, en el que decía: “Así que anoche fue un éxito”. Más tarde se sabría que a esa chica le tomó 77 fotografías y videos a lo largo de hora y media. La narración es indescriptible: abusó de ella mientras estaba inconsciente.
La joven recuerda que tuvo que mudarse de México, pero cuando leyó en la prensa que Raymond había trabajado para la CIA, sintió temor: pensó que podría encontrarla y hacerle perder lo poco que había podido recuperar.
Las víctimas conocieron la verdad
Hasta ahora, gracias a las transcripciones puede leerse que ninguna de las chicas sabía que habían sido fotografiadas mientras estaban inconscientes; el FBI y el Departamento de Justicia buscaron a las víctimas por todo México para revelarles las atrocidades.
Los fiscales del caso recordaron cómo fue que emprendieron la búsqueda en México: “Recibió una llamada de agentes del orden que le dijeron que representaban a un gobierno extranjero y le pidieron reunirse con ellos en la Embajada de Estados Unidos en México, ella no lo creyó. Pensó que era una trampa”.
“Y cuando esos agentes finalmente la convencieron de reunirse en persona, entró en una sala de conferencias llena de personas que no conocía. Eran desconocidos para ella. No los reconoció. Pero la reconocieron, y eso se debe a que ya habían visto 20 fotos y 15 videos de su cuerpo completamente expuesto”.
Aunque algunas chicas aceptaron reunirse en la Embajada de Estados Unidos, otras sugirieron cafeterías o en sus propias casas porque no tenían ni idea de la noticia que iban a recibir.
“Y así fue en embajadas, cafeterías, cocinas y salas de estar, donde estas mujeres vivieron uno de los peores días de sus vidas: el día en que un agente abrió una computadora portátil y les mostró fotos y videos de ellas mismas”.
Algunas preguntaban quién había visto las fotos. Otras preguntaban si estaban en internet. Nadie podía creerlo. Traumatizadas y nerviosas, se tomaban descansos para vomitar entre las conversaciones con los abogados. Fue el peor día de su vida, coinciden las chicas.
Brian Jeffrey Raymond admitió haber drogado a 27 mujeres diferentes, nueve de ellas en México y, tras dejarlas inconscientes, cometió los abusos.
“Es un depredador y no merece ser liberado jamás”, coincidieron sus víctimas.
En septiembre de 2024 fue sentenciado a pasar 30 años en prisión y a entregar unos 10 mil dólares por víctima. Todas ellas coinciden en que nada, ninguna cantidad monetaria repara el daño que “el monstruo” les ocasionó.