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Los babosas o caracoles, que son moluscos de cuerpo blando, se sienten atraídos hacia las casas principalmente por dos factores: humedad y temperaturas moderadas. Cuando hay agua, ya sea por lluvia o por un ambiente húmedo, estos animales se desplazan hacia lugares donde pueden encontrar más humedad. Es común que se encuentren en jardines, cerca de las entradas o incluso dentro de las viviendas si las condiciones son adecuadas.
¿Por qué vienen a tu casa?
Cuando hay lluvia o alta humedad, las babosas tienden a salir de sus escondites para buscar alimentos, como plantas. A menudo se dirigen a las áreas más húmedas de la casa, como sótanos o el exterior cerca de las paredes. El agua facilita su deslizamiento y les ayuda a mantener su cuerpo húmedo, ya que son muy sensibles a la deshidratación.
¿Son peligrosas?
Desde el punto de vista de la salud, las babosas en general no son directamente peligrosas, pero pueden ser portadoras de parásitos, como el Angiostrongylus cantonensis, un nematodo que causa meningitis eosinofílica en humanos. El riesgo de contaminación se presenta si se entran en contacto con alimentos sin lavar o superficies contaminadas por sus secreciones. Sin embargo, este tipo de infecciones es relativamente raro y generalmente ocurre más en regiones tropicales.
En términos ecológicos, las babosas pueden ser una molestia para los jardines, ya que se alimentan de plantas, pero no representan una amenaza directa para las personas.
En resumen, no son muy peligrosas, pero es recomendable tener precaución con la higiene y evitar el contacto directo con ellas.