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Jessica Simpson, una mujer trans canadiense, generó controversia al denunciar a varias esteticistas por negarse a hacerle depilación íntima. Las profesionales argumentaron que no estaban capacitadas para trabajar con anatomía masculina, y el tribunal falló en contra de Simpson, señalando además actitudes discriminatorias de su parte.
El caso desató un debate sobre los derechos de las personas trans y los límites profesionales en servicios de salud y estética. Posteriormente, Simpson presentó más quejas, incluyendo contra una clínica ginecológica por no atenderla, lo que volvió a poner en discusión hasta dónde debe adaptarse el sistema médico a la identidad de género.