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Después de un largo viaje de trabajo, Alice vuelve a casa con la intención de sorprender a su esposo Luke y disfrutar de un momento tranquilo juntos. Al llegar de madrugada, entra en silencio y va al dormitorio… pero al ver un bebé durmiendo junto a su marido, se queda paralizada.
Confundida y preocupada, lo despierta y le pregunta por el niño. Luke, visiblemente cansado, le promete explicarlo todo por la mañana. Al día siguiente, Alice escucha una conversación en la sala: Luke habla con una joven llamada Linda, que sostiene al bebé. Entonces, él le explica a Alice que Linda es su hermana.
Ambos fueron criados en familias adoptivas y se reencontraron por casualidad. Mientras esperaban los resultados de una prueba de ADN para confirmar el parentesco, Linda, en medio de una emergencia, dejó temporalmente a su bebé al cuidado de Luke. Él decidió no preocupar a Alice durante su viaje.
Poco después, la prueba confirmó que Luke y Linda eran realmente hermanos. Alice, lejos de sentirse traicionada, sintió alivio y alegría. Aceptó al bebé como a un sobrino propio, y Linda se convirtió en parte esencial de sus vidas.