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La casa era tan barata que pensé que había ganado la lotería, pero cuando vi el sótano, lo entendí todo — Historia del día
El atractivo de comprar una casa a un precio inmejorable es irresistible. Para muchos, es como ganarse la lotería, un sueño hecho realidad.
Pero, como supe de primera mano, la casa era tan barata que pensé que había ganado la lotería, pero cuando vi el sótano, lo entendí todo.
Ese precio bajo venía acompañado de secretos ocultos en las sombras, secretos de los que nadie me advirtió.
La primera vez que vi la casa, sentí que era obra del destino. Una encantadora casa colonial al final de una calle tranquila, con revestimiento blanco y contraventanas verdes.
Claro que la pintura necesitaba un retoque y el techo había visto días mejores, pero la casa tenía carácter, un encanto inexplicable que me atraía.
En el interior, la casa seguía impresionando. La chimenea de la sala de estar pedía a gritos medias navideñas, los pisos de madera crujían con su historia y las grandes ventanas de la cocina bañaban el espacio con luz solar.
El precio parecía demasiado bueno para ser verdad y me convencí de que era mi día de suerte. La casa era tan barata que pensé que había ganado la lotería y me sentí lista para dar el salto.