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Karolina Krzyzak, de 27 años y originaria de Varsovia, murió en una villa privada en Bali luego de seguir una estricta dieta frutariana basada casi solo en frutas crudas.
La joven, que pesaba apenas 22 kilos, presentaba uñas amarillentas, dientes deteriorados y osteoporosis. El personal del resort intentó convencerla de acudir al médico, pero se negó; días después fue encontrada sin vida.
La causa oficial fue muerte por desnutrición. Amigos y familiares contaron que Karolina había luchado contra la anorexia desde su adolescencia y que, en busca de un estilo de vida “saludable”, terminó atrapada en una tendencia extrema que deterioró su cuerpo hasta el final.