.
En EE.UU., al menos 79 menores de 14 años están cumpliendo cadena perpetua sin derecho a libertad condicional. La mayoría proviene de entornos marcados por pobreza, violencia y racismo. Casos como el de Lionel Tate (12 años) han encendido el debate sobre si es justo tratar a niños como adultos. Aunque la Corte Suprema ha limitado estas condenas, muchos siguen presos. Activistas piden justicia más humana y oportunidades de rehabilitación. “Un niño merece aprender, no morir en prisión”, dicen defensores de derechos humanos.