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La ciencia sigue acercándose al misterio de la longevidad extrema, y un nuevo estudio sobre el ADN de María Branyas Morera, quien vivió hasta los 117 años, reveló pistas importantes sobre cómo algunas personas pueden vivir más y mejor. Su vida, marcada por más de un siglo de historia, despertó un enorme interés científico.
Nacida en 1907 en Estados Unidos y criada en Cataluña, María vivió guerras, pandemias y el inicio de la era digital. Antes de morir en 2024, pidió que su cuerpo fuera estudiado por científicos españoles para entender las razones de su salud excepcional. Investigadores de la Universidad de Barcelona y del Instituto Josep Carreras analizaron su genética y tejidos.


El doctor Manel Esteller explicó que María era una excepción: su edad biológica parecía 10 a 15 años menor. Tenía colesterol bueno alto, buena salud cardiovascular y una mente clara. Su rutina diaria también llamó la atención, especialmente su amor por el yogur de La Fageda, rico en probióticos. Cada mañana lo mezclaba con cereales, un hábito que pudo favorecer su microbiota y su bienestar general.

Además, sus telómeros mostraban características poco comunes que podrían haberla protegido de enfermedades graves. Para los científicos, su longevidad fue una combinación de genética y estilo de vida saludable.Más allá de la biología, María dejó un mensaje poderoso tras superar el COVID-19 a los 113 años: “Las personas mayores son los olvidados de nuestra sociedad”. Con humor, se describía como “Muy mayor, pero no idiota”. Vivió rodeada de hijos, nietos y bisnietos, y recomendaba tranquilidad emocional, positividad, contacto con la naturaleza y alejarse de la gente tóxica.La historia de María no solo inspira: ofrece claves reales sobre cómo vivir más tiempo gracias a pequeños hábitos diarios… y quizá, simplemente, a un yogur cada mañana.