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Conrado Ramos Estrada es un hombre de 57 años que, por mucho tiempo, vivió una lucha interna con su apariencia física. Aunque es pintor, carpintero y obrero, su vida diaria estaba marcada por una profunda inseguridad debido a la forma de su nariz. Desde hacía más de seis años, Conrado sufría de rinofima, una afección de la piel que agranda la nariz, volviéndola bulbosa y dificultando su respiración, alimentación y hasta su capacidad para hablar con normalidad. Para ocultar su rostro, Conrado usaba mascarilla, mucho antes de que la pandemia hiciera este accesorio común en la vida de las personas.
Un día, mientras realizaba labores de mantenimiento en la casa de un cirujano plástico en Nueva York, su vida cambió por completo. El doctor Thomas Romo, director de cirugía plástica reconstructiva facial en el Hospital Lenox Hill, observó de cerca la situación de Conrado y decidió intervenir. Lo que comenzó como una simple observación del estado de su nariz se transformó en un gesto de compasión que le cambiaría la vida para siempre.
El médico no dudó en ofrecer su ayuda sin costo alguno. Conrado, visiblemente emocionado, aceptó la oferta, agradecido por la inesperada oportunidad. “Me presenté y me ofrecí a corregir su deformidad facial, y él aceptó felizmente”, relató el doctor Romo en una publicación en redes sociales. A través de esta cirugía, Romo eliminó el exceso de tejido que deformaba la nariz de Conrado, rediseñando su rostro y aplicando vendajes para su recuperación. “Estaba muy emocionado y agradecido”, añadió el cirujano.
Conrado había pasado seis largos años consultando a diferentes médicos y especialistas en piel, pero ninguno de los tratamientos ofrecidos había logrado mejorar su condición. En una entrevista con el New York Post, el hombre compartió lo doloroso que fue para él enfrentar las miradas de extraños en la calle. A menudo, escuchaba cómo los niños preguntaban a sus madres qué le había ocurrido, lo que le hizo optar por usar una mascarilla todo el tiempo para evitar la incomodidad. Más allá de la parte estética, las mayores complicaciones de su condición estaban relacionadas con la dificultad para respirar, los ronquidos y la incomodidad al comer.
El doctor Romo explicó en detalle la naturaleza de la rinofima, una afección cutánea que suele ser el resultado de una rosácea severa no tratada. Esta enfermedad causa enrojecimiento en la nariz y mejillas, y con el tiempo, puede derivar en una nariz agrandada y deforme. A pesar de que no existe una cura efectiva para la rinofima, Romo señaló que la cirugía es la opción más viable en los casos extremos como el de Conrado.
El procedimiento no solo le devolvió la funcionalidad a su nariz, sino que también le permitió a Conrado recuperar la confianza en sí mismo. Según el cirujano, esta mejora no solo beneficia la salud física, sino que también permite que la persona sea más productiva y se sienta mejor integrada en la sociedad.
El postoperatorio de Conrado no estuvo exento de dificultades. El cirujano señaló que el paciente se expuso al sol durante su proceso de curación, lo que provocó una hiperpigmentación en la nariz. A pesar de este contratiempo, Romo subrayó la importancia de seguir las indicaciones médicas para obtener los mejores resultados posibles. “Es crucial escuchar a su médico y seguir las reglas”, dijo, al destacar que la intervención se realizó en un quirófano de última generación, sin necesidad de acudir a un hospital. Aquí puedes ver el antes y el después.
La historia de Conrado tiene un final esperanzador. Para él, el encuentro con el doctor Romo fue más que una casualidad; fue un milagro. “Me vio y me dio un abrazo. Me dijo: ‘Te voy a ayudar’. Creo que Dios me envió un ángel para que me cuidara, y así es como veo al doctor Romo”, concluyó emocionado.
Este gesto de bondad no solo cambió el aspecto físico de Conrado, sino que le devolvió una parte de sí mismo que había perdido a causa de su condición. La generosidad del cirujano plástico, junto con la valentía de Conrado, demostraron que, a veces, los encuentros inesperados pueden transformar vidas de maneras sorprendentes.