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La vida de Joselito, conocido como “El pequeño ruiseñor”, es una historia que combina el éxito abrumador, la explotación, la caída en desgracia y, finalmente, la redención. A sus 80 años, Joselito sigue siendo un símbolo de una época en la que el talento infantil fue explotado hasta el límite, reflejando tanto los sueños como las sombras de una sociedad ávida de mitos.
Con solo cuatro años, José Jiménez Fernández, originario de Jaén, comenzó a recorrer las tabernas de su pueblo para cantar y ayudar económicamente a su familia. Su talento no pasó desapercibido, y muy pronto fue descubierto por Paco “el manco”, quien lo llevó a cantar en una emisora de radio en Valencia. A partir de ahí, su vida cambió para siempre. Joselito se convirtió en una sensación tanto en la música como en el cine, encarnando en la pantalla a niños pobres con talentos prodigiosos, un reflejo de su propia vida.
En 1957, Joselito debutó en el cine con “El pequeño ruiseñor”, una película que lo catapultó a la fama y le permitió firmar un lucrativo contrato con Suevia Films. Aunque su éxito inicial le permitió ganar sumas considerables, gran parte de esas ganancias no llegaron a sus manos. Según Joselito, su apoderado, Eloy Ballesteros, se quedó con la mayor parte de sus ingresos, usando complejas maniobras para despojarlo de bienes que él creía propios.
A medida que crecía, su vida artística enfrentó nuevos desafíos. Su voz cambió, el público perdió interés en su imagen infantil, y sus últimas películas no tuvieron el mismo impacto. Con el tiempo, Joselito dejó el cine y buscó otras formas de sustento, desde organizar safaris en Angola hasta invertir en un proyecto hotelero en España. Sin embargo, las controversias nunca dejaron de acompañarlo. La prensa llegó a acusarlo falsamente de haber sido mercenario, lo que dañó aún más su reputación.
En los años 90, Joselito tocó fondo. Sus problemas con el alcohol y las drogas lo llevaron a ser detenido por posesión de cocaína, y pasó un tiempo en prisión. Pero, como siempre, demostró ser un sobreviviente. Con el apoyo de su esposa, logró superar sus adicciones y reconstruir su vida lejos de los focos. Aquí el video de la historia.
A pesar de todo, Joselito nunca dejó de ser un ícono internacional. Fue admirado en países como Francia, donde su música y películas siguen siendo recordadas con cariño. En España, en cambio, su éxito fue recibido con una mezcla de admiración y envidia. Según el dibujante José Pablo García, el caso de Joselito es un ejemplo de cómo España tiende a ensalzar y, al mismo tiempo, destruir a sus figuras más destacadas.
Hoy, Joselito vive una vida tranquila en Utiel, alejado del espectáculo pero disfrutando de los frutos de su trabajo. A pesar de las adversidades, su legado como pionero del éxito global sigue intacto. Su historia, marcada por altibajos extremos, es un testimonio de resistencia y de la capacidad humana para reinventarse incluso en los momentos más oscuros.