Algunas cosas que nosotros, los nacidos en los años 80 y 90, hemos vivido y que las generaciones más jóvenes no han experimentado:
Los que nacimos en los años 80 y 90 somos parte de una época única en la que la tecnología y el estilo de vida cambiaron drásticamente. Pasamos de jugar afuera con amigos y usar teléfonos con cable, al internet y los teléfonos inteligentes. No había redes sociales, y la única manera de mantener el contacto era mediante llamadas telefónicas o cartas. Cada juego era real, en la calle, y no virtual. Vivimos el tiempo en el que teníamos que esperar para ver nuestro programa favorito en la tele, cuando había que ir a la biblioteca para hacer un proyecto y cuando los casetes eran la forma principal de escuchar música.
Aprendimos a saber esperar y a valorar cada momento sin las distracciones de la tecnología. Todo esto nos hizo sensibles, nostálgicos y más conectados con la simplicidad de la vida. Las generaciones que vinieron después no experimentaron estas cosas de la misma manera y, por eso, no comprenden esa sensación especial que tenía la vida en esos años.
Esta época nos ha formado y nos ha dado valores diferentes, que a veces son difíciles de transmitir a quienes no vivieron esa etapa.