A la izquierda de la Pujada Roja de Manresa, se erige una imponente torre enclavada en la ladera.

Esta es la torre Carreras, un magnífico edificio que emana la esencia de un pequeño palacio, construido alrededor de 1920 en el estilo noucentist

a. \Representa el pináculo del movimiento Noucentisme en Manresa, pero lamentablemente, su esplendor se desvanece a medida que cae en ruinas, un proceso acelerado en los últimos años.

Este deterioro es particularmente trágico considerando el valor arquitectónico y artístico que posee, y más aún porque podría haberse evitado con el debido cuidado y atención hacia nuestro patrimonio.

Mi primer encuentro con la torre fue a finales de 2014. Un guía italiano afirmaba ser su custodio y encargarse de su mantenimiento. Tuve la fortuna de vislumbrar parte de su interior, quedando maravillado por su espectacularidad, semejante a un palacio renacentista en miniatura. La majestuosidad del interior hacía eco del impresionante exterior de la torre.

En aquel entonces, el complejo aún mostraba signos de conservación, aunque su condición de edificio abandonado presagiaba un inevitable declive.

Esta primera visita me dejó inquieto y perplejo al darme cuenta de que un edificio tan extraordinario pasaba desapercibido para los habitantes de Manresa. Compartí mis preocupaciones con colegas del Centro de Estudios, coincidiendo en la necesidad de preservarlo. En enero de 2015, al regresar a la Torre Carreras para fotografiarla, me encontré con una escena desoladora. El edificio estaba completamente abandonado, sin vigilancia alguna.

La puerta principal estaba abierta, invitando a la intrusión y al vandalismo. Grafitis profanaban las paredes, dañando el encanto de sus interiores. Agujeros en el suelo, paredes derribadas, muebles destrozados… Era un desastre total. Esta situación me impactó profundamente. ¿Cómo era posible que un tesoro patrimonial estuviera siendo destruido impunemente frente a nuestros ojos?

Un artículo del periódico Regió 7 del 4 de julio de 2015 informaba: «La torre Carreras en Manresa lleva más de 6 años siendo objeto de vandalismo. En 2009, ya era posible acceder libremente al interior de esta casa del siglo XIX, catalogada como patrimonio protegido».

Informamos el caso a las autoridades de Patrimonio del Ayuntamiento de Manresa desde el Centro de Estudios del Bages. Nos sorprendió su desconocimiento sobre la situación. Aún más frustrante fue su respuesta:

no podían intervenir porque era propiedad privada. Al contactar a los propietarios, nos enteramos de una disputa legal entre la viuda y los hijos del primer matrimonio. Hasta que se resolviera, el Ayuntamiento argumentó que no podía actuar.

Ante nuestra impotencia, iniciamos la campaña «Salvemos la Torre Carreras» en abril de 2015, denunciando su abandono y solicitando apoyo.

Desafortunadamente, nuestras acciones no surtieron efecto. La torre continuó siendo víctima del vandalismo. El Ayuntamiento colocó vallas y cintas de seguridad en junio de 2015, pero fueron ignoradas.

Pasaron meses hasta que finalmente tapiaron las entradas, deteniendo la intrusión, pero el daño ya estaba hecho. La degradación del edificio, expuesto a la intemperie, continuaba. Hoy, la Torre Carreras, aunque majestuosa, clama por una restauración urgente en medio de su decadencia.

Este caso, junto con otros como la Fábrica Panyos o la carretera Creu del Tort, evidencian la falta de atención y soluciones para el patrimonio de Manresa, un tesoro que merece ser preservado por una sociedad que valora su legado cultural.