.
Anna jamás había tenido citas ni intimidad hasta que la maquilladora Alina Vorobyova vio su foto, le ofreció un viaje a Moscú, la vistió, la maquilló y le dio confianza. Al mirarse al espejo, por primera vez sonrió con libertad. Su transformación se volvió viral y demostró que la belleza puede despertar esperanza.
