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En 2016, en Carolina del Norte, nacieron Abby y Erin, gemelas siamesas unidas por la cabeza. Su mamá, Ann Delaney, supo del diagnóstico en la semana 11 de embarazo, pero decidió seguir adelante a pesar de las recomendaciones médicas. Nacieron prematuras en la semana 30.
Un año después, las operaron para separarlas en una cirugía de 11 horas. Erin fue separada primero; con Abby fue más complicado. Ambas sobrevivieron.
Hoy, 7 años después, están vivas, sonríen y disfrutan la vida. Tienen discapacidad intelectual, no hablan, pero están socializadas. Erin aprendió a caminar a los 5 años, y Abby sigue intentando. Su familia no pierde la esperanza.