.
En Mendoza, Argentina, han pasado ya cuatro meses desde el trágico accidente en el que cuatro jóvenes perdieron la vida al chocar su auto contra un camión. Sin embargo, para las familias, ese dolor sigue tan vivo como si hubiera ocurrido ayer. El tiempo ha pasado para todos, menos para ellos, que quedaron atrapados en ese instante eterno de pérdida.
Ahora han alzado la voz. No buscan culpas, pero sí conciencia. Esta tragedia debe servir como lección: los adolescentes necesitan educación vial, orientación y límites. Un error, una imprudencia, puede costar una vida —o varias. Que este luto no sea silencioso, y que su dolor sirva para evitar que otros vivan la misma pesadilla.