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Un fotógrafo de vida salvaje en África experimentó una situación inesperada cuando, tras un largo día de trabajo en la sabana, se quedó dormido bajo la sombra de un árbol y despertó con un guepardo descansando sobre su brazo. Mantuvo la calma y permaneció inmóvil, permitiendo que el animal continuara su siesta antes de que, finalmente, el felino se alejara. Este momento insólito destaca la capacidad de la naturaleza para sorprendernos y resalta cómo, al detenernos y respetar nuestro entorno, podemos ser testigos de encuentros excepcionales entre el ser humano y la vida salvaje.