En un pequeño pueblo de México, ocurrió un hecho asombroso que dejó a todos atónitos. Andrea Newman, una niña de solo tres años, fue declarada muerta tras una grave enfermedad. Su familia, sumida en el dolor, organizó el funeral y se preparó para darle el último adiós.
Durante la ceremonia, justo antes de que el ataúd fuera sepultado, se escucharon unos leves golpes provenientes del interior. Los presentes, incrédulos y llenos de esperanza, abrieron el ataúd y, para su asombro, encontraron a Andrea viva. La pequeña había “resucitado”, mostrando signos de vida a pesar de haber sido declarada muerta horas antes.
La familia, llena de alegría y asombro, llevó a Andrea rápidamente al hospital para que recibiera atención médica. Los doctores, sorprendidos por el acontecimiento, realizaron una serie de exámenes para entender lo sucedido.
Este increíble suceso se difundió rápidamente, convirtiéndose en un tema de conversación en todo el país. La historia de Andrea Newman, la niña que “resucitó” en su ataúd, quedó grabada en la memoria de todos como un milagro y un recordatorio de que la vida puede sorprendernos en los momentos más inesperados.