Hola a todos. Necesito compartir algo que me pesa desde hace mucho tiempo. Hace unos años, me gradué en la escuela, un día para el que había trabajado muy duro y del que estaba increíblemente orgullosa. Me hacía ilusión compartir este hito con mi familia, especialmente con mis padres, que creía que me habían apoyado durante todo mi camino. Sin embargo, su ausencia aquel día me ha perseguido desde entonces.
La ceremonia bullía de emoción: estudiantes con togas y birretes, familias animando y cámaras parpadeando por todas partes. Sentada entre mis compañeros, buscando a mi madre y a mi padrastro entre la multitud, me repetía que llegarían tarde o que estaban en un atasco.
Finalmente, llegó mi turno. Subí al escenario, con el corazón latiéndome en el pecho. Estreché la mano del director, cogí mi diploma y volví a buscar a mis padres entre la multitud, esperando ver sus caras orgullosas. Pero no había nada. Forcé una sonrisa para la cámara y volví a mi asiento, con un nudo en la garganta. Después de la ceremonia, revisé mi teléfono y vi un mensaje de mi madre: “Lo siento, no hemos podido ir. Ha surgido algo con tu hermanastra. Lo celebraremos más tarde. Felicidades”.
Me quedé de pie, mirando el móvil, incapaz de creer lo que estaba leyendo. Mi hermanastra Iris había tenido una rabieta por una uña rota, y mis padres decidieron llevarla al salón de belleza en lugar de asistir a mi graduación. Sentí una mezcla de ira y dolor. Justin, mi cita del baile, y su madre, la Sra. Anderson, me consolaron y me hicieron sentir parte de su familia.
Cuando llegué a casa, mis padres estaban viendo la tele como si nada. Les pregunté por qué no habían ido, y mi madre respondió que Iris se había roto una uña. Incapaz de contener mi ira, decidí irme de casa. Llamé a la familia de Justin y me ofrecieron quedarme con ellos. Hice las maletas y me fui.
Años después, me gradué en la universidad y esperaba que mis padres asistieran para redimirse. Pero no vinieron. Recibí otro mensaje diciendo que Iris estaba embarazada y querían comprarle un pastel. Me di cuenta de que nada había cambiado. Justin y su familia me apoyaron, y con el tiempo, construí mi propia vida.
Aprendí que quienes se supone que te aman incondicionalmente a veces te decepcionan. Pero sus acciones no definen tu valía. Aunque mis padres me fallaron, encontré el apoyo y el amor en otras personas.
Esta obra está inspirada en hechos y personas reales, pero se ha ficcionalizado con fines creativos. Se han cambiado nombres y detalles para proteger la intimidad y mejorar la narración.